¡Que Innoven Ellos!

No, tranquilos. No es que el verano me haya reblandecido las neuronas y haya decidido lanzar una versión 2.0 del famoso lema de Unamuno. Bien es cierto que la situación de la innovación en nuestro país, en comparación con nuestro entorno, muestra que esta es aun la mentalidad de muchas de nuestras empresas. Pero hoy no quiero hablar de ellas, sino de todas aquellas instituciones que trabajan por difundir, sensibilizar, apoyar y promover la innovación, de todos aquellos (Gobierno, Comunidades Autónomas, Diputaciones, Ayuntamientos, Cámaras de Comercio, Empresas Públicas, Centros Tecnológicos, etc.) que han hecho de la innovación su principal discurso y han convertido a la misma en el vellocinio de oro que resolverá nuestros problemas de competitividad. Porque todas estas instituciones ¿innovan? Y me estoy refiriendo a la innovación de verdad, a la que crea valor añadido, a la que promueve la competitividad, a la llamada innovación disruptiva.

En un contexto donde el gasto público tiene que ser recortado sí o sí, donde el malestar social con las Administraciones Públicas (independientemente de su signo) es un hecho, donde todo se está poniendo en cuestión, ¿no deberían predicar con el ejemplo y convertirse ellos en los primeros en Innovar?

Cojamos la grandilocuente ESTRATEGIA ESTATAL DE INNOVACIÓN, y apliquemos su ejes a la Administración:

Eje 1: Finanzas: ¿no podemos innovar en el Modelo financiero del Estado? ¿No podemos innovar en las soluciones a los problemas de gasto público? Subir impuestos para cubrir el déficit no es innovador, es lo de siempre.

Eje 2: Mercados: el objetivo es la convergencia entre las prioridades sociales y los nuevos mercados. ¿Por qué no definimos un nuevo Modelo de Administración, adaptado a los nuevos tiempos, y acorde con esas prioridades sociales? Y no estoy hablando de la i-Administración, ni del uso de las tecnologías: estoy hablando de un nuevo modelo de relación con el ciudadano-cliente, donde el servicio a éste sea la prioridad, donde se simplifiquen trámites, donde desaparezcan servicios duplicados (e incluso se replantee la existencia de determinadas Administraciones)

Eje 3: Internacionalización: pongamos un ejemplo sencillo: si una empresa decide salir al exterior y pedir ayuda, ¿a quien se dirige? ¿al ICEX? ¿Al servicio de Promoción Exterior de su Comunidad Autónoma? ¿A la Cámara de Comercio? ¿Que diferencia existe entre el apoyo que prestan una u otra? ¿Y cuantos recursos públicos duplicamos en distintas instituciones con un único fin?

Eje 4: Cooperación Territorial: ¿seremos capaces de ponerle el cascabel al gato y reconocer que los déficits de competitividad y el incremento de gasto público son la prueba más evidente del Modelo Territorial actual? La superposición de una Administración sobre otra, sin delimitar claramente competencias, lleva, por un lado, a la confusión del ciudadano y del empresario, que no saben a quien dirigirse (y en muchos casos optan por no dirigirse a nadie) y por otro a la duplicación de funciones y gasto. Pongamos el caso de la Sanidad o de la Educación, donde interviene el Estado (Ministerio de Educación o Ministerio de Sanidad), las CC.AA. (todas disponen de Consejerías en la materia) y los Ayuntamientos (que también tienen sus concejalías).

Eje 5: Personas: ¿Para cuando un sistema de evaluación del desempeño para los empleados públicos? ¿Cuando se pagará a una persona en función de su productividad y no de su antigüedad? ¿Cuando innovaremos en el Modelo de Gestión de RRHH en la Administración, que es el mismo del siglo XIX (y quien piense que exagero, que lea a Larra)?

Como veis, queda mucho por hacer. Por eso yo propongo que cada vez que en un discurso una Autoridad os pida que innoveis, le preguntéis, ¿y tú, en que has innovado últimamente?

Os deseo unas merecidas vacaciones. Aqui reconozco que yo tampoco soy muy innovador, asi que este Blog se despide hasta Septiembre.

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