Esta frase ("El fracaso no es una opción") fue el lema elegido por la misión Apollo XIII de la NASA. Es una frase que uno se encuentra por doquier (especialmente en la tienda de recuerdos) cuando visita Cabo Kennedy en Florida y que siempre me ha llamado la atención. Y al hilo de la misma, hoy quiero compartir con vosotros dos breves reflexiones, de las que podemos extraer alguna enseñanza práctica del tan a veces denostado mundo de los investigadores.
Una de las principales actitudes de la investigación, y en particular en la investigación científica, es sin duda la confianza en sí mismo del investigador y su la capacidad de resistir a los fracasos momentáneos. La mayor parte de los investigadores de éxito disponen de un fuerte instinto vital y una ausencia de sentimientos auto-destructivos, lo que podríamos denominar "optimismo fundamental ante la vida". Estas cualidades no las encontramos en todo el mundo, pero son actitudes y cualidades que podemos desarrollar.
Además, el trabajo en grupo puede favorecer el mantenimiento de una buena moral. Hay oportunidades en un equipo en las que entienden muy bien, para que en los momentos difíciles, cuando la inspiración se hace esperar y el futuro parece vacío de toda nueva posibilidad, haya alguien que restablezca un ambiente agradable, incluso eufórico, propicio a la aparición de la chispa creativa. Juntos soportaremos mejor la tensión que sobrevendrá algún día u otro en el curso de los trabajos, especialmente los de larga duración.
Resistencia al fracaso y trabajo en grupo, dos elementos que si están presentes facilitarán (y mucho) el éxito en el desarrollo de nuestras estrategias de innovación.
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