Los que nos dedicamos al mundo de la consultoría tenemos la obligación de estar siempre "a la última" en lo que se refiere a tendencias en management. Si queremos aconsejar a nuestros clientes que es lo mejor para sus negocios, tenemos que saber qué es lo que están haciendo los mejores y quiénes son los que están haciendo lo mejor. No somos los únicos, claro: también los emprendedores, ejecutivos, profesionales.... tienen esta inquietud de estar a la última. Ello ha provocado que haya surgido un ejército de "especialistas" en todas las materias, que se dedican, fundamentalmente a ilustrarnos sobre ellas. Yo les acabo de llamar especialistas, pero hay quien les llama "Gurús".
Cuanto más lejos de España haya nacido el "gurú" y/o cuanto más "anglicanizado" esté el nombre de lo que cuente, más alto será su caché: no es lo mismo llamarse Jeremy Peters que Jerónimo Pérez, ni hablar de Social Media que de Redes Sociales.
Pero... la crisis también ha golpeado a los gurús. Se acabaron los pases platino y oro en congresos y la barra libre de Conferencias a 3.000 € la sesión. Ahora las empresas miden con lupa donde y como formar a sus directivos. Ya no se mira solo como se llama ni de que habla, sino que ha hecho, cuales son sus éxitos (y referencias personales), a quien ha ayudado realmente a mejorar en su negocio, y si lo que van a contar tiene que ver con mi realidad o no.
Esta reflexión viene porquer hace poco compartí mesa y conferencia con uno de estos gurús, al que estuve escuchando durante una hora y.... si quereis que os diga la verdad, apenas recuerdo nada de lo que contó. Tampoco habló de ejemplos suyos, siempre los casos de éxito los protagonizaban otros. Sin embargo, se permitía aconsejarnos a los demás sobre lo que debíamos hacer. y eso sí, era el que más sabia del mundo mundial sobre el tema. Se me vino una palabra a la cabeza (¿adivinais cual? Sí, la que da título al post) y decidí que escribiría sobre el tema. Con la que está cayendo, y todavía hay quién contrata a estos "hard face" (que en inglés suena mejor).
Cuanto más lejos de España haya nacido el "gurú" y/o cuanto más "anglicanizado" esté el nombre de lo que cuente, más alto será su caché: no es lo mismo llamarse Jeremy Peters que Jerónimo Pérez, ni hablar de Social Media que de Redes Sociales.
Pero... la crisis también ha golpeado a los gurús. Se acabaron los pases platino y oro en congresos y la barra libre de Conferencias a 3.000 € la sesión. Ahora las empresas miden con lupa donde y como formar a sus directivos. Ya no se mira solo como se llama ni de que habla, sino que ha hecho, cuales son sus éxitos (y referencias personales), a quien ha ayudado realmente a mejorar en su negocio, y si lo que van a contar tiene que ver con mi realidad o no.
Esta reflexión viene porquer hace poco compartí mesa y conferencia con uno de estos gurús, al que estuve escuchando durante una hora y.... si quereis que os diga la verdad, apenas recuerdo nada de lo que contó. Tampoco habló de ejemplos suyos, siempre los casos de éxito los protagonizaban otros. Sin embargo, se permitía aconsejarnos a los demás sobre lo que debíamos hacer. y eso sí, era el que más sabia del mundo mundial sobre el tema. Se me vino una palabra a la cabeza (¿adivinais cual? Sí, la que da título al post) y decidí que escribiría sobre el tema. Con la que está cayendo, y todavía hay quién contrata a estos "hard face" (que en inglés suena mejor).
Muy acertado y totalmente de acuerdo contigo. Yo por suerte o desgracia he compartido mesa y mantel con estos "Executive Phantom". La eficacia se demuestra andando.
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