Últimamente está de moda hablar de los emprendedores. Hasta el Gobierno ha decidido hacer una ley para ellos, para ayudarles en su tarea de poner en marcha una aventura empresarial y crear empleo y riqueza. Sin embargo, poco he léido estos días sobre el motivo por el cual pueden llegar a fracasar aquellos que deciden lanzarse . Por eso, hoy me gustaría rescatar un trabajo de hace unos años, pero que sigue plenamente vigente, en el cual se analizaban los 15 errores y dificultades más frecuentes que cometían los emprendedores a la hora de poner en marcha su iniciativa y que finalmente provocaban su fracaso. Curiosamente, muchos de estos errores y dificultades tenían su origen en el propio emprendedor y no en el ecosistema que le rodea. Y curiosamente también, pocas iniciativas hay que conciencen sobre estos temas (y seguimos poniendo el foco en la financiación, la burocracia., etc.).
Así, los errores más frecuentes de los emprendedores están relacionados con la falta de previsión y planificación, empezando por el análisis de la viabilidad del proyecto empresarial. Es curioso, pero muchos emprendedores no realizanpreviamente un estudio serio de la viabilidad del proyecto, se consideran "hombres de acción" y se lanzan a trabajar sin más que una buena idea. Esto es precisamente lo que les lleva al desastre. Por ejemplo, “empezar la casa por
el tejado”, es decir, incurrir en gastos y desgastarse en tareas menores antes de tener
concretado el proyecto empresarial, y cuando se dan cuenta la caja está llena de telarañas y los clientes no entran. En otras palabras, una buena idea NO lo es todo y hay que detenerse a concretar y planificar el proyecto empresarial.
Otro de los motivos de fracaso es la mayor orientación hacia el producto/servicio que hacia el cliente y el mercado. Dicho en otras palabras, nos centramos en hacer muy bien lo que hacemos, sin pensar si eso es realmente lo que nuestro cliente quiere que hagamos. Ya lo hemos dicho en ocasiones anteriores: nuestra idea, nuestro producto, nuestro servicio.... vale lo que el cliente crea que vale. O sea, lo que esté dispuesto a pagar por el. Creer que el producto o servicio es tan bueno que se vende solo es un camino directo para tener que echar el cierre a la empresa.
Otras causas están relacionadas con la falta de respaldo financiero o la falta de formación especializada en dirección empresarial, pero siempre quedan en un lugar secundario frente a las dos ya señaladas.
Por último, cabe reseñar que, al contrario de lo que pudiera pensarse, la inexperiencia profesional no es una de las principales causas de fracaso, lo que deberíamos repetir más veces, para animar a todos aquellos jóvenes que miran ahora al futuro con desesperanza.
Así, los errores más frecuentes de los emprendedores están relacionados con la falta de previsión y planificación, empezando por el análisis de la viabilidad del proyecto empresarial. Es curioso, pero muchos emprendedores no realizanpreviamente un estudio serio de la viabilidad del proyecto, se consideran "hombres de acción" y se lanzan a trabajar sin más que una buena idea. Esto es precisamente lo que les lleva al desastre. Por ejemplo, “empezar la casa por
el tejado”, es decir, incurrir en gastos y desgastarse en tareas menores antes de tener
concretado el proyecto empresarial, y cuando se dan cuenta la caja está llena de telarañas y los clientes no entran. En otras palabras, una buena idea NO lo es todo y hay que detenerse a concretar y planificar el proyecto empresarial.
Otro de los motivos de fracaso es la mayor orientación hacia el producto/servicio que hacia el cliente y el mercado. Dicho en otras palabras, nos centramos en hacer muy bien lo que hacemos, sin pensar si eso es realmente lo que nuestro cliente quiere que hagamos. Ya lo hemos dicho en ocasiones anteriores: nuestra idea, nuestro producto, nuestro servicio.... vale lo que el cliente crea que vale. O sea, lo que esté dispuesto a pagar por el. Creer que el producto o servicio es tan bueno que se vende solo es un camino directo para tener que echar el cierre a la empresa.
Otras causas están relacionadas con la falta de respaldo financiero o la falta de formación especializada en dirección empresarial, pero siempre quedan en un lugar secundario frente a las dos ya señaladas.
Por último, cabe reseñar que, al contrario de lo que pudiera pensarse, la inexperiencia profesional no es una de las principales causas de fracaso, lo que deberíamos repetir más veces, para animar a todos aquellos jóvenes que miran ahora al futuro con desesperanza.
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