¿Jugamos para ganar?

Quizás en algún momento de vuestra vida, sobe todo si sois aficionados al deporte,  hayáis escuchado la siguiente a frase: “NO ES LO MISMO JUGAR PARA GANAR QUE JUGAR PARA NO PERDER”. La verdad es que es una frase que particularmente me gusta (y mucho) ¿Por qué? Aparentemente, la frase no es más que un juego semántico, para al final decir lo mismo de dos maneras diferentes. Pero sin embargo lo que encierra es que para lograr un mismo objetivo, se puede hacer con dos visiones vitales totalmente diferentes.

Jugar para Ganar supone poner en marcha una estrategia vencedora, tener el ánimo y el convencimiento de que vas a lograr tus objetivos, tener la motivación y la ilusión para conseguirlo… se trata de poner en marcha una Estrategia Ofensiva, estrategias que suelen estar basadas en 4 puntos:

1. Analizar al “enemigo” (la competencia)

2. Identificar cuáles son las “debilidades” del enemigo para poder atacarlas (ventajas competitivas).

3. Concentrar sus recursos en aquellos frentes donde el éxito sea más probable

4. Atacar (Tomar la iniciativa)

Por su parte, Jugar para no perder supone dejar la iniciativa al otro, estar a la defensiva, tener el miedo a no lograr tus objetivos….en definitiva, de emprender una Estrategia Defensiva, que se caracterizan por:

1. Agrandar las barreras de entrada al mercado, para que no entren nuevos competidores

2. Intentar ocupar los nichos existentes en el mercado antes que la Competencia.

3. Firma de contratos de exclusividad con proveedores

4. Estrategias de imitación de la Competencia

5. Envío de señales defensivas al “atacante” (la competencia) para que desista.

Aunque nunca nada es blanco o negro, y lo que os he hecho es un resumen muy resumido, en un entorno cambiante y competitivo como el que nos movemos, es necesario apostar por una de las dos opciones. ¿Cuál es la vuestra? La mía la tengo clara, siempre me ha gustado ganar.

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