¿Pero qué es lo qué he hecho mal?

¿Cuantas veces no nos habremos hecho esta pregunta? Y cuando se trata de nuestra empresa o de nuestra iniciativa emprendedora, todavía resulta más dolorosa si resulta qué hemos hecho los deberes. Porque hay muchas veces que hemos hecho nuestra reflexión estratégica, diseñado nuestro Modelo de Negocio, realizado nuestro Plan de Negocio o nuestro Plan estratégico, y aun así, fracasamos. ¿Por qué? Evidentemente, las razones pueden ser múltiples, pero hoy os traemos una serie de ellas, que muchas veces no las tenemos en cuenta (no siempre en los "manuales" se hace mención a ellas ni los consultores nos lo "advierten") y que pueden llevar al traste con lo que tan cuidadosamente hayamos planeado:
  1. Hay que ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace. ¿Esto es de Perogrullo? Pues os sorprendería saber la de veces que es así.
  2. Hay que ser sincero en los planteamientos y en la comunicación: con la verdad se suele llegar muy lejos
  3. Nunca deben olvidarse las emociones: las organizaciones están integradas por personas, las estrategias son ejecutadas por personas, y las personas somos emocionales, las emociones rigen nuestra vida.
  4. Hay que tener firmeza para mantener el rumbo, especialmente en los momentos difíciles (¡Ojo!, no confundir con la inflexibilidad)
  5. Hay que ser paciente: los resultados de una estrategia adecuada casi nunca se ven a corto plazo, sino a medio y largo. La estrategia es una carrera de fondo, una Maratón, no los 100 m. lisos
  6. Hay que tener las orejas abiertas y las antenas levantadas, para escuchar y recoger las señales que emite el entorno
  7. Y, por último, hay que ser generoso, lo que implica en muchas ocasiones ceder, trabajar por los demás, dar marcha atrás, reconocer los errores…
¿Tenemos en cuenta siempre estos puntos? Porque a lo mejor ahí tenemos alguna de las respuestas a la pregunta del encabezado....

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