Detras de mi, el diluvio

A nadie se le escapa que la tan manida "crisis" que estamos viviendo ha traído como consecuencia una paulatina renovación de las instituciones públicas y privadas, que se han plasmado en la "sustitución" de sus dirigentes: en unos casos "voluntaria" y en otros casos "obligatorias" por las circunstancias. Como decía un profesor que tenía en Bachillerato, han sido dimisiones "voluntariamente obligatorias". ¿Los motivos? Pues los afectados pueden esgrimir una variedad muy amplia (razones personales, hay que dar paso a las nuevas generaciones, fin de ciclo, etc., etc...) pero la verdad es que en la mayoría de los casos han sido consecuencia de la presión social, que señala como culpables de la situación actual a los que han tenido puestos de responsabilidad en la última década (y, por tanto, han sido "responsables" en mayor o menor medida de la situación general y de la particular de cada una de las instituciones).

Y precisamente por eso me llama poderosamente la atención que muchas de estas personas, en el momento de presentar su "dimisión" lo hacen con un discurso apocalíptico, en el que, a la vez que intentan defender su gestión, anuncian ruina y toda clase de males sin ellos y advierten de lo que nos pasará si se cambia el modelo que han gestionado. Y digo que me llama la atención, porque demuestran que incluso en el momento de marcharse siguen en su "Torre de Marfil", en la que han estado durante todos estos años (y por lo cual nos han llevado a donde nos han llevado). ¿Ruina? ¿Apocalipsis? ¿Desastre? Pero si llevamos varios años ya en esa situación y difícilmente nos podrá ir peor de lo que nos ha ido. La ruina y el Apocalipsis para los privilegiados a los que la "crisis" ha tocado de refilón y que ahora, lejos del coche oficial, empiezan a sentir el "frío" de la calle. Los demás, como llevamos ya muchos años pasando "frío", empezamos a sentir ya la llegada de la Primavera, la subida de las temperaturas y el optimismo que da siempre la llegada de esta época del año. Y estas dimisiones "voluntariamente obligatorias" no dejan de ser un motivo más de alegría y una señal del cambio de modelo que necesitamos para seguir avanzado poquito a poco hacia al "calorcito".

Por cierto, esta entrada supone la NUMERO 100 en este Blog. Parece que cuando llegan estos números redondos hay que celebrarlo de alguna manera, así que no quiero terminar sin dar las gracias a los que desde el primer día habéis seguido estas modestas reflexiones sobre la situación económica y empresarial. Y que en 2014 sigamos creciendo juntos!!!

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