Tradicionalmente, desde mucho antes de la crisis, una de las principales preocupaciones de los emprendedores / empresarios ha sido la búsqueda de financiación para sus proyectos. De hecho, una de las excusas que más se suelen dar para justificar la no puesta en marcha de una iniciativa o idea es que no se dispone de los recursos necesarios para ello.
Por otro lado, la ausencia de crédito por parte de la banca, ha hecho que muchos ojos se vuelvan hacia el sector privado en búsqueda de esa financiación, y expresiones como Capital Semilla, Business Angels o Crowdfounding son cada vez más habituales y más conocido por parte de los empresarios.
Sin embargo, cuando llega el momento de la verdad, muchos no saben como abordar la búsqueda de esta financiación privada, que se mueve con unas reglas del juego muy diferentes a las que están habituados. No voy a entrar hoy a desglosar estas en detalle, pero sí voy a mencionar uno de los principales errores en los que se suele incurrir. Y este es el pensar que un inversor privado está dispuesto a arriesgar hasta dónde nosotros no lo estamos. ¿Por qué digo esto? Porqué una de las primeras preguntas que hacen estos inversores privados a aquel que acude a ellos en búsqueda de financiación es ¿y tu? ¿Cuanto has invertido en tu idea? La respuesta más habitual es "nada, no tengo nada que invertir". Pero el inversor insiste "¿nada? ¿No tienes casa, no tienes ahorro, no tienes amigos o parientes que te puedan prestar nada? ¿Realmente no tienes nada de nada de nada?". En este momento, la mayoría dudan, incluso algunos contestan "hombre, pero como voy a arriesgar mi casa", "yo no puedo pedirle eso a mis padres", etc., etc. La respuesta del inversor es inmediata, "¿por qué? ¿No crees en tu proyecto??? Si crees en el, ¿por qué no arriesgas? Y si no crees, ¿cómo pretendes que yo crea?"
Y es que la dura realidad es que si nosotros no creemos en nuestro proyecto y no estamos dispuesto a arriesgarlo TODO y apostar por el, difícilmente vamos a conseguir que un tercero que no nos conoce vaya a hacerlo.... por mucho dinero que tenga. Esa es la primera lección y el primer paso en el proceso de captación de inversión privada. A partir de ahí, vienen el resto...
Por otro lado, la ausencia de crédito por parte de la banca, ha hecho que muchos ojos se vuelvan hacia el sector privado en búsqueda de esa financiación, y expresiones como Capital Semilla, Business Angels o Crowdfounding son cada vez más habituales y más conocido por parte de los empresarios.
Sin embargo, cuando llega el momento de la verdad, muchos no saben como abordar la búsqueda de esta financiación privada, que se mueve con unas reglas del juego muy diferentes a las que están habituados. No voy a entrar hoy a desglosar estas en detalle, pero sí voy a mencionar uno de los principales errores en los que se suele incurrir. Y este es el pensar que un inversor privado está dispuesto a arriesgar hasta dónde nosotros no lo estamos. ¿Por qué digo esto? Porqué una de las primeras preguntas que hacen estos inversores privados a aquel que acude a ellos en búsqueda de financiación es ¿y tu? ¿Cuanto has invertido en tu idea? La respuesta más habitual es "nada, no tengo nada que invertir". Pero el inversor insiste "¿nada? ¿No tienes casa, no tienes ahorro, no tienes amigos o parientes que te puedan prestar nada? ¿Realmente no tienes nada de nada de nada?". En este momento, la mayoría dudan, incluso algunos contestan "hombre, pero como voy a arriesgar mi casa", "yo no puedo pedirle eso a mis padres", etc., etc. La respuesta del inversor es inmediata, "¿por qué? ¿No crees en tu proyecto??? Si crees en el, ¿por qué no arriesgas? Y si no crees, ¿cómo pretendes que yo crea?"
Y es que la dura realidad es que si nosotros no creemos en nuestro proyecto y no estamos dispuesto a arriesgarlo TODO y apostar por el, difícilmente vamos a conseguir que un tercero que no nos conoce vaya a hacerlo.... por mucho dinero que tenga. Esa es la primera lección y el primer paso en el proceso de captación de inversión privada. A partir de ahí, vienen el resto...
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