Napoleón, un buen gestor de proyectos

Hoy os traigo a esta serie sobre hechos históricos extrapolables al mundo de la dirección y la gestión de empresas a Napoleón. Pero para ello voy a tomar prestado el análisis del libro de Jerry Manas "Napoleon on Project Management", quien nos da una serie de claves que hacen que de su vida y sus éxitos puedan extraerse lecciones prácticas a aplicar en la gestión de proyectos empresariales. Son éstos:
  • Exactitud: Napoleón era considerado un hombre legendario y respetable, sin embargo, nunca fue catalogado como un hombre arrogante y vanidoso. Su obsesión por la exactitud y el detalle era famosa: necesitaba conocer cada parte de los movimientos a realizar y creaba en su mente las infinitas posibilidades de sus movimientos. Sus resultados son por todos conocidos, dirigió al ejército francés en más de cien batallas, de las cuales sólo perdió tres. Para cualquier gestor de proyectos, es necesario planificar a fondo de sus movimientos y estrategias. La preparación constante en su ámbito asegurará precisión en sus actos y minimizará sus errores. 
  • Flexibilidad: Para Manas, la flexibilidad no sólo habla de la capacidad que tuvo Napoleón para cambiar de planes según las exigencias de las circunstancias, sino tambien de como supo  adaptarse y manejar, de forma apropiada, los recursos en cada momento. Igualmente, para el gestor de proyectos es fundamental contar con equipos empoderados, preparados y unificados, capacitar a tus colaboradores y unificar la cultura en las organizaciones y, sobre todo, ser flexible en su posición para adaptarse a lo que quiere el cliente.
  • Fuerza moral: "Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor", aseguraba Bonaparte cuando hablaba de acciones.  Para las empresas es igual, tener un objetivo claro de dónde llegar, cómo hacerlo y bajo qué principios es necesario para crear empresas fortalecidas y con mayores oportunidades de éxito. Los líderes deben transmitir a sus equipos de trabajo de la fuerza moral necesaria para realizar su trabajo diario, motivándolos, y creando un equipo fiel a la empresa. 
  • Velocidad: Reducir resistencia, incrementar la urgencia y concentrarse. Napoleón nunca pospuso sus batallas, siempre procuró reducir sus posibilidades de derrota a través de estrategias precisas y concentración. Para un gestor de proyectos, el consejo es el mismo: descarta todos las circunstancias en contra, siempre y cuando sea la solución, agiliza los movimientos para concluir el objetivo y nunca deje de centrarte en él. Y sobre todo, no dejar para otro día lo que se debe y puede hacer hoy.
     
  • Simplicidad: Para Napoléon, la simplicidad significaba sólo una cosa: tener objetivos, mensajes y procesos sencillos. Para el gestor de proyectos esto quiere decir que hay que ser claro en cada una de las órdenes dadas: la comunicación exitosa con el equipo de trabajo es necesaria para una clara comprensión de los procesos operativos y estratégicos en las empresas. Recuerda, la simplicidad no significa desinformación, significa objetividad. 
  • Carácter: "La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo", decía Napoleón. El carácter es fundamental para que un líder tenga precisión y convocatoria.
     
En definitiva, dirigir con integridad, calma y responsabilidad, tres principios fundamentales para ser un buen director de proyecto. Poner en práctica todas estas cualidades en siempre traerá buenos resultados.

Fuente: http://www.altonivel.com.mx

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