Las trabas invisibles

En el post anterior os hablaba de las dificultades "objetivas" con las que nos encontramos las Pymes a la hora de acceder a contratos publicos. Pero al final del mismo os apuntaba que existian otras barreras, mucho mas subjetivas y, por tanto, invisibles y mucho mas dificiles a derribar. Y me refería, por ejemplo, a la "predilección" de algunos decisores públicos por las grandes marcas. Esto podría parecer lógico: una gran marca lo es porque a lo largo de los años se ha construido una reputacion por la calidad de sus trabajo, su buen hacer, su experiencia... Pero, lamentablemente, son muchas las ocasiones en las que se vive de estas rentas pasadas y a cambio de la marca se ofrece un servicio de baja calidad, en muchas ocasiones inferior al que puede ofrecer una empresa que está empezando y que tiene el empuje, la vitalidad y el buen hacer que en sus orígenes tenía la "marca". ¿Se podría evitar esto? En teoría, sí, mediante la aplicación de criterios objetivos para la valoración de las ofertas. Pero en la práctica, siempre existen elementos intangibles que valorar y donde al final la marca juega en contra de la pequeña empresa.

El problema viene cuando la marca oferta / promete una calidad / recursos que luego no proporciona. Por ejempo, en el caso de los servicios, se postulan unos perfiles profesionales altísimos, para que luego el trabajo se ejecute por personas con escasa experiencia e incluso becarios. No es que se trate de una práctica generalizada, pero si que se da con mas frecuencia de lo deseable y, en muchos casos, con el consentimiento del licitador. ¿Qué les queda a las pymes ante estas situaciones? Pues poco más que el recurso al pataleo, que también rara vez se ejerce, para "no molestar" y ser incluido en una lista negra también "invisible" que acabe con cualquier esperanza de obtener algun dia un contrato publico. Quizás por eso la pyme siga escuchando con escepticismo el discurso político que le ofrece "El Dorado" y se centre en seguir ofreciendo calidad y buen servicio a su cliente (privado) que a fin de cuenta es lo que le permite sobrevivir.